-Eres la mujer de mi vida… te quiero muchísimo…balbuceó Juan desde el suelo.
Son las 7 de la mañana de un día cualquiera. Inés se está preparando para ir al trabajo y Juan ha llegado hace poco de dios sabe dónde.
-Siempre serás la única…las demás no cuentan…siguió Juan dirigiendo sus ojos turbios, con la mirada perdida, anegada en alcohol, hacia ella.
Inés cogió el bolso y sus libros; clavó los ojos en aquella mirada perdida y dijo:
-¿Por qué no te mueres? y cerró la puerta de la casa.
CARMEN FABRE
3 comentarios:
Dura escena, Carmen, como muchas que se viven en la “paz” de los hogares. Es increíble cómo pueden llegar a degenerarse las relaciones humanas...y sin saber ni cómo, ni cuándo.
Impactante relato y muy visual.
Besos y un fuerte abrazo.
Hacía algunos días que no pasaba por aquí. Jo, qué duro, Carmen.
Durísimo Frida, pero son realidades que no permiten apelación alguna. El abandono pasa fácilmente a convertirse en acto bárbaro de violencia.
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