ESPEJO, ESPEJITO…
Después de acicalarse con sumo cuidado, resaltando los puntos fuertes de su cara al máximo, se
dirigió a la cómoda, cogió el espejo y se miró.
—Espejo, espejito…dime : ¿ Quién es la más hermosa de la
comarca? ¿Hay alguien más bella que yo? ¡Contesta!—inquirió con impaciencia.
Pasaron unos instantes en los que el azogue del espejo se
desplazaba formando círculos y ondas en todas direcciones. Por fin se escuchó:
—¿Qué? ¿Quién me habla? No te veo ¿Dónde estás? ¿Es una
broma?
—¡Otro que no funciona! ¡Maldita sea! ¡Estoy harta¡
Y la Condesa Carmilla estrelló contra el suelo del Castillo de Holls, al enésimo espejo
mágico.
2 comentarios:
Es que los espejos mágicos ya no son como los de antes. ¿No lo compraría acaso en un bazar chino?
Debo reconocer -ignorante de mí- que he debido consultar en el diccionario de la RAE el término "azogue". Me lo apunto. Nunca se sabe si algún día lo necesitaré.
Ha sido un placer leerte.
Un abrazo mágico.
Gracias Josep, he dado a publicar tu comentario pero no lo veo.No sé qué me ocurre con el blog.
Besos
Publicar un comentario
Gracias por visitarme.