FRUSTRACIÓN.
Tenía noticias del efecto que producían mis movimientos en el
mundo pero no me lo creía, así que decidí comprobarlo por mí misma y emprender
un viaje. Elegí ir hacia el sur porque era más cálido , más luminoso y,
pensé, mi efecto sería más visible.
Conforme iba avanzando lo que
encontraba me llenó de tristeza: hambre, enfermedad, miseria, guerra,
violencia, dolor, tristeza, desesperación…y, todo ello decían que era debido a mi vuelo.
Mi frustración fue tal que
cuando volví, me arranqué las alas de cuajo esperando dejar de ser la causa de
tanta desgracia.
CARMEN F.
3 comentarios:
Un acto muy noble, una revolución solitaria que nadie recordará, o tal vez sí, si hubiera habido un testigo... Esta pequeña historia podría ser el germen de una epopeya.
Un abrazo.
Eso es lo malo que tienen las mariposas. Sin pretenderlo, pueden causar estragos.
Un micro muy acertado.
Un abrazo.
No fue culpa de tus alas, querida Carmen, la cuestión es que para volar tenemos que aprender primero a soñar.
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