TESTAMENTO
A partir de
principios del siglo XX, Uranio logró enriquecerse de modo considerable.
Acumuló una fortuna inmensa que le convirtió en un isótopo mezquino y
desconfiado.
La noticia de su fallecimiento pilló por sorpresa a sus familiares más cercanos en la estirpe de los Actínidos: Proactinio y
Neptunio que, aunque sabían de sobra
cómo era Uranio, consideraron que serían sus herederos.
El testamento estaba
depositado en la prestigiosa Notaría Mendeleiev que les
avisaría en cuanto se produjera su apertura y lectura.
A los pocos días
llegó un telegrama del notario a su domicilio, lo abrieron y leyeron:
“ Uranio ha dejado toda su riqueza a los hombres”.
CARMEN FABRE
4 comentarios:
Aparte de original, inteligente. Es lo que rebosan todos tus relatos: inteligencia y cultura. Además de estar magníficamente escritos.
Y los hombres, siempre tan codiciosos, aceptaron con gusto la herencia.
Genial.
Un abrazo.
Cómo me gusta, cómo me gusta, cómo me gusta lo que resulta cuando tu talento mezcla ciencia y literatura.
Sei grande, cara.
Besos, muchos.
Que bien descrito..
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