lunes, 28 de noviembre de 2011

OIGO TU LLAVE...




Oigo tu llave en la puerta y tiemblo.

Me siento desnuda en la intimidad de mi angustia, cubierta por un chal de truenos que retumban y agitan mi cuerpo.

Busco zigzagueante y tropiezo en las esquinas afiladas, agudas, del recuerdo de tu rostro antes amado, querido, y ahora temido . Solo encuentro oscuridad y carcoma, pesadumbre que he urdido en el enjambre hexagonal de mi alma, siento una arcada que no sale, que se queda pegada a mis fauces; asco, sudor helado, savia avinagrada.


No logro localizar en el tiempo el por qué de este envilecimiento tuyo. 

 La noche se tiñe de un verde bilioso, temo el amanecer.

Oigo tu llave en la puerta…


Y mis ojos dibujan un collar de lágrimas...

CARMEN FABRE



6 comentarios:

aspid dijo...

Es tan necesario comprender, entender, saber, para no herirse más.

Todas las tormentas acaban tarde o temprano, sólo después de que hayan cesado podemos ver cómo quedó el barco y... repararlo.

Seguimos navegando, lo demás, no importa.
Besos.

Manuel dijo...

Querida Carmen: realmente impresionante este poema. Tanta realidad junta, que aterra.

Ojalá algún día ese miedo pertinaz acabe.

Un beso.

carmen fabre dijo...

áspid, la capacidad de recuperación y de "sacar" algo positivo de las contrariedades, de los graves problemas que trae este jeroglífico sin cartografía , sin brújula que es la vida.. y seguir navegando por la profundidad de la misma, nos hace fuertes, capaces y resistentes además de sensibles..

besos

carmen fabre dijo...

Gracias Manuel y sí aterra,paraliza ...pero te pone en marcha...

Un abrazo y garcias por estar.

Rosaura dijo...

Una verdad desnuda Carmen, quizás doblemente sentida en quienes hemos desarrollado trabajo hacia esas poblaciones de mujeres desamparadas, donde los golpes son parte del alimento cotidiana.

Anuska dijo...

Del amor al miedo sólo hay un gesto. Ojala la puesta en marcha consiga que no haya más de estos gestos.

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