En el reino de la noche, majestuosa, hierática y solemne estás en tu atalaya, posada en la rama del olivo. Observas el manto de hojas que se irán convirtiendo en humus, en vida … y esperas.
Ahí está, aparece cauteloso, se para, inicia un movimiento; dejas que se confíe, pasan unos minutos y entonces emprendes tu vuelo en picado, caes sobre él, clavas tus garras en su lomo, lo matas. Y antes de comértelo murmuras:
“ GRACIAS, ATENEA”
CARMEN FABRE
2 comentarios:
Está bien que el ave sabia y ágil, agradezca a la diosa la comida que le proporciona.
Pero mejor explicado está por tí, de esta forma tan bella.
Gracias Manuel.
Me fascinan las lechuzas...sabias y misteriosas (Tyto Alba) hasta la forma de su cara tiene su motivo..
Besos, esta tarde os veo.
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