FÓRMULA
Es
fácil romperle, quebrantarle.
Solo
sigue estos pasos. Te aseguro que funciona:
No
le cojas el teléfono ni le llames durante unos días. Después habla con él pero
distante, fría. Utiliza palabras duras, secas,
cortantes, hirientes.
Afirma
que sabes perfectamente de lo que hablas, que lo sabes todo y, después,
permanece en el silencio más hostil.
Permite
que grite, que se desespere y dile…, dile que él es el culpable de lo que
pasa, que tú se lo has dado todo y que
sin ti no sirve para nada.
Al cabo de unos días, cuantos más mejor, deja caer alguna frase que denote cierta
tregua.
Luego
comienza a ser más comprensiva, hazle una leve caricia, logra que se convenza
de que te necesita y después solo, fíjate bien, solo si es necesario dile que le perdonas.
CARMEN
FABRE
7 comentarios:
¡¡¡Genial!!!
Reverencia, reverencia, reverencia.
Y un abrazo, reina de picas.
Y el problema es que es totalmente cierto
Tomo nota, que de la literatura, sobre todo de la excelente como esta, se aprende mucho.
Bravo.
Lección de estrategia... en un mundo terrible... con unas relaciones estúpidas, falsas, terribles a veces. Qué frialdad. Parece un planteamiento de empresa-cliente.
Así que la forma es el fondo... sí, es posible que sí. El gran teatro del mundo y de la vida... y vencer y conseguir los objetivos a toda costa. No sé si mi interpretación del relato va aún más allá de su significado... pero no me gusta una sociedad en la que para conseguir cualquier cosa, incluso triunfar en una relación, hay que actuar y cumplir determinados roles que nos enseñan sutilmente. Afortunadamente aún quedan pequeños espacios y personas con las que no es necesario jugar ningún papel. Pocas, eso sí. Pero a veces hay suerte y se encuentran. Por lo demás... estas instrucciones de uso de la actitud demuestran, una vez más, que eres una escritora espléndida. A mí, que me gustan la sugerencia y la construcción ágil y directa me encanta también el estilo, no solo el contenido.
Añado: un mundo de fórmulas, incluso de comportamiento, donde lo que importa es conseguir grandes o pequeños triunfos, caiga quien caiga. Insisto: culturalmente Occidente olvida la cooperación sincera, la solidaridad, la honestidad. la sana alegría de comportarse como auténticos seres humanos. Y, del otro lado, del lado de algunas sociedades deistas y alienadas prefiero no hablar: esas no han aprendido nada. Así que nos movemos entre una civilización falsa, hipócrita, banal e insolidaria y otra, sumida en la ignorancia, que ni siquiera es civilización...
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Enriquecen y matizan el relato.
Sois geniales.
Besos y abrazos.
Me parece que todo está ya dicho, así que sólo te envío un abrazo.
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