sábado, 7 de noviembre de 2015

AMOR SE ESCRIBE SIN SANGRE. PRÓLOGO

PRÓLOGO “AMOR SE ESCRIBE SIN SANGRE” ANTOLOGÍA POÉTICA CONTRA EL MALTRATO.

Soledad Cazorla, fiscal general contra la violencia a la mujer, dice: “El maltrato es una enfermedad social injustificable”. Yo también lo afirmo.

A día de hoy, fecha en la que redacto este prólogo, han muerto a manos de sus parejas cincuenta y una  mujeres y un número indeterminado, no cuantificado, sufre malos tratos psicológicos compartidos o no con el maltrato físico. Todo ello deriva en consecuencias graves, muy graves para ellas y su familia, principalmente los hijos. Cada número de esta estadística es la desaparición de una biografía concreta, es un momento único  que  destruye un cuerpo,  es un horror que avergüenza, o debería hacerlo, a la sociedad pero se pasa muchas veces de puntillas o se mira hacia otro lado favoreciendo el desamparo y la  indefensión aprendida.

 La expresión violencia de género  se utilizó por primera vez en el año 1993 y tiene que ver con "La violencia que se ejerce hacia las mujeres por el hecho de serlo". Ocurre en todas las clases sociales y culturas, no es ni mucho menos exclusiva de los sectores marginales. La violencia que se ejerce contra las mujeres se da entre todas aquellas personas que tienen una mentalidad que se califica con el término ”machista” y como este elemento negativo se ha transmitido culturalmente,  alcanza a todos los sectores de la población.

Existen tres tipos claramente diferenciados de lo que es la violencia de género. En primer lugar la llamada violencia física .Es aquella en la que la mujer es víctima de malos tratos provocados por golpes o acciones  causadas por el agresor al hacer uso de sus manos o de objetos, con intención o no de provocar la muerte,  bajo los efectos o no de sustancias tóxicas  que afectan al sistema nervioso. Hasta hace relativamente poco tiempo este estado se consideraba, paradójicamente, atenuante. Ya no. Es el tipo de maltrato que deja secuelas físicas o provoca la muerte y, como es lógico, psicológicas en grado variable.

En segundo lugar, está la conocida como violencia de género psicológica. Tiene lugar cuando el hombre ataca a la mujer mediante insultos, humillaciones, desprecios o amenazas. Alguna de las acciones relacionadas con este tipo de violencia son :Ignorar los sentimientos de la pareja, críticas, indiferencia, silencios, insultos, gritos, gestos, humillaciones en privado o en público creándole inseguridad sobre su valía como persona, propiciando sentimientos negativos y de dependencia, ausencia de intimidad porque todo está controlado y vigilado por él, evitar mantener relaciones sociales en su compañía y , si lo hace,  aleccionarla antes de salir de casa, control del dinero y todas las decisiones domésticas, vigilancia de sus salidas y entradas así como de sus horarios, control de las llamadas telefónicas, de su cuenta de correo electrónico, claves de acceso en internet, impedir la entrada en el mundo laboral provocando una dependencia económica, decir que puede “abandonarla cuando quiera y a ver qué hace sin él porque no vale para nada”, amenazar con quitarle a los hijos y no dejar que los vea más porque “es una mala madre”,  dejarle sin dinero, ni tarjetas, castigar o maltratar a los niños o amenazar con hacerlo, manipular a los hijos en contra de ella, provocarla para que busque un sitio donde ir y ”a ver si puedes pagarlo” …

Sería complicado y difícil terminar de relatar todo lo que es posible realizar para anular psicológicamente a una mujer. El efecto y fin de este conjunto de maldades, ejercido desde una posición de poder, es desvalorizar, producir daño psíquico, destruir la autoestima y reducir la confianza personal. Todo ello lleva a la despersonalización, a la cosificación, de la mujer y genera dependencia del ejecutor. En muchas ocasiones muy complicada de erradicar.

Los efectos de la violencia psicológica no son tan llamativos externamente, tan visibles y manifiestos como los de la violencia física. En muchas ocasiones la propia mujer no es consciente de ellos y piensa que su relación es algo que entra dentro de la normalidad  e incluso puede llegar a pensar que se lo merece. A veces hasta que no ocurre una agresión física grave la situación permanece en el tiempo, si no sucede la mujer continúa viviendo con su maltratador, aceptando su vida tal y como es. Existe, sobre todo en personas muy jóvenes, lo que se denomina “micromachismo” realizado principalmente a través de Internet y de efectos psicológicos intensos. Se trata de un  control abusivo sobre su vida: con quién hablan, dónde van, cómo han de vestirse… por parte de su pareja. El sexismo y el machismo perviven y se refuerzan, por desgracia todavía, entre los adolescentes.
En tercer lugar, además de la violencia  física y psicológica, está la sexual. En este caso, el hombre utiliza la coacción o a la amenaza para establecer relaciones sexuales no deseadas por la mujer, llegando a convertirse en auténticas violaciones. Con este tipo de relación  la sexualidad de la mujer queda anulada, no cuenta y la ausencia de placer, de orgasmos, es  total teniendo que asumir las acusaciones de frigidez por parte de su pareja .El bloqueo es brutal y la ausencia de libido, un hecho. Puede costar mucho tiempo después de haber concluido una relación de este tipo recuperar la sexualidad y, en ocasiones, no se puede. Deja tal trauma que una parte tan importante y gratificante del ser humano como es el placer sexual, desaparece. No podemos olvidar el uso como arma de guerra de la violación en muchos de los conflictos bélicos actuales con las consecuencias terribles para las mujeres que la sufren.

No se debe consentir ni una sola de las señales o episodios anteriores pensando en dar otra oportunidad o en que ha sido un incidente disculpable porque puede que esa otra oportunidad sea, indefectiblemente, la última.

Voy a referirme ahora a la visibilidad del maltrato que sí ha dejado de ser un tema íntimo, doméstico, para convertirse en algo, por desgracia, cotidiano. Raro es el día en el que no aparece alguna noticia en los medios informativos o en el entorno de cada uno de nosotros. Es muy necesario hacer una reflexión del tratamiento que reciben en los medios de comunicación los temas sobre la violencia hacia la mujer. No  suelen profundizar  dando una visión incompleta de la realidad. Estas noticias se siguen insertando en muchas ocasiones en las páginas de sucesos o presentadas como tales en los informativos de radio o televisión. Se abordan como si fueran un accidente o un hecho causal, cuando se trata de una conculcación de los derechos humanos y un problema estructural que afecta a toda la sociedad. Los  periodistas que informan sobre este tema deben ser consciente de los patrones culturales todavía hoy existentes que ni siquiera detectan los contenidos que aminoran y disculpan actuaciones masculinas reprobables y punibles, mientras que nadie les exige cuentas de la discriminación negativa que ejercen con las actuaciones femeninas.

 Estos significados construidos por las representaciones desde los medios de comunicación influyen sobre la percepción social, decidiendo una actitud de los individuos que tendrá una influencia innegable sobre su comportamiento. Por otro lado, los medios hacen un escaso seguimiento de los casos de violencia de género en los que la mujer sale adelante y consigue rehacer su vida, con lo de positivo que tiene para aquellas otras mujeres que están viviendo en esa situación y no se atreven a dar el paso de denunciar. Debe  quedar mucho más patente la sensación de liberación, de vida por estrenar, de esperanza y de camino hacia la felicidad que han emprendido.

 Esta visibilidad se hace patente en todos los ámbitos  sociales y por lo tanto en las diferentes facetas que conforman el Arte: Cine, fotografía, pintura y por supuesto en la Literatura y por ende en uno de los géneros más importantes por su fuerza, el poético.

La poesía llega siempre donde  otros lenguajes no lo hacen y  la poesía de denuncia sobre la violencia a la mujer posee un doble efecto. Si alguien te hace partícipe de un horror, puede llegarte de un modo muy intenso, pero si además ese horror es descrito desde el lirismo, el horror mismo puede dolerte en extremo. Te convierte en parte implicada y los poemas se transforman en un arma de comunicación eficaz, en un movimiento telúrico que afecta a  la conciencia y remueve la arquitectura cerebral.
Estamos ante la aportación poética de un grupo de mujeres, de veintitrés escritoras entregadas intelectualmente a la misión de denunciar, de mostrar y de profundizar en las sensaciones y consecuencias de la violencia contra las mujeres. Estéticas diferentes, matices propios, distintos modos de expresividad, de perfección formal o de imaginación poética libre, formas poéticas paralelas e incluso hasta divergentes, pero que todas confluyen en el punto de fuga promovido por la urgente necesidad del recuerdo y de la acción conjunta ante la realidad tozuda que vivimos cada día  y no solo en el mundo occidental, sino también en los países islámicos y en zonas como Ciudad Juárez.

Logran con sus poemas que lo que nos cuentan parezca que acaba de suceder, las escenas adquieren dimensiones insospechadas por su crudeza y la emoción brota como efecto de lo que imaginamos, nos conmueven y tienen el don de la credibilidad. Consiguen que las sensaciones permanezcan en la mente del lector y espoleen sus emociones. A veces cada palabra del poema tiene tal fuerza que parece cincelada en piedra, es tal su poder. Quiero destacar el mensaje de esperanza, de que se puede salir que aparece en muchos de sus poemas. Impelan a las mujeres a tomar una decisión, animan, casi empujan, con sus palabras señalando el camino hacia la libertad.

Este poemario, esta antología nos habla, nos grita, nos obliga a posicionarnos y a luchar. Escuchemos a todas las mujeres que lleva dentro y que nos necesitan.

  Por último decir que no debemos olvidar nunca el poder del lenguaje poético en la construcción de una sociedad más justa, más sólida e igualitaria, convirtiéndose así en un ‘arma cargada de futuro’, como decía Gabriel Celaya.

 Un futuro en el que no tenga cabida, ni refugio, ni respaldo la violencia contra la mujer.

Carmen Fabre. Enero 2015.








1 comentarios:

Emilio Porta dijo...

Cuando la palabra no es un adorno, sino una necesidad... Qué buen prólogo, qué magnífica escritora. Me siento orgulloso de ser tu amigo. Estas líneas son un artículo serio, profundo, que analiza un tema fundamental en la sociedad de hoy. Toda violencia es aborrecible... pero la que se ejerce sobre los más débiles e indefensos es una lacra que hay que combatir con todos nuestros medios, todas nuestras fuerzas. Este mundo estúpido y cruel en tantas ocasiones necesita que la palabra se levante contra el dolor y la injusticia. Siempre. Gracias por hacerlo. Y hacerlo tan bién, Carmen.

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