CONJURA.
Odio el invierno. Con las primeras nieves mi madre saca el
verdugo y la bufanda que hace años, y sin
saber el porqué, decidieron matarme.
En la calle, cuando mamá mira hacia otro lado, la
bufanda aprieta el cuello intentando
ahogarme y el verdugo se mueve para taparme los ojos y que caiga al suelo. He
conseguido evitar la muerte, por ahora, ayudándome de las manos; pero hoy, al
levantarme, he visto con horror que junto a ellos había unos guantes…
CARMEN FABRE.
5 comentarios:
¡Qué espanto! Ya decía yo el invierno pasado que la bufanda me molestaba...
¡Ingenua de mí!, lo achaqué al cambio climático, o a un exceso de celo por parte de mi hermana al tejérmela el año anterior...
Una paranoia deliciosa.
Abrazotes.
Muchas gracias, Esther. Una paranoia total y que conste que el verdugo que me ponía mi madre se me deslizaba hacia los ojos y me daba miedo¡¡
Besos y otra vez, gracias por tu tiempo .
El verdugo actuaba inmisericorde, te dejaba sin exhalar el vaho. ¡Ja,ja,já!
Me ha encantado.
Besitos.
El verdugo actuaba inmisericorde, te dejaba sin exhalar el vaho. ¡Ja,ja,já!
Me ha encantado.
Besitos.
Genialidad en literatura breve. Eso tiene este micro.
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