lunes, 18 de abril de 2016

EL ABRIGO.


El soldado es una sombra en medio de la ventisca. Cada paso que se hunde en la nieve es un intento de arañar a la estepa unos pocos milímetros de vida. Lleva varios trozos de tela  enrollados a la cabeza. En los pies, tres pares de calcetines y un par de botas medio rotas robadas a un cadáver, lo mismo que el abrigo.

A lo lejos ve los restos de una casa, va hacia ella; casi al llegar un disparo retumba en la estepa, cae de rodillas y grita: Oh mein Gott!

Alguien con un Kar 98K se acerca, le mira  asombrado y dice:


— ¿Qué has dicho? Pero si tu abrigo es verde ¡Eres…tienes que ser ruso!

CARMEN FABRE

4 comentarios:

Pedro de Andrés dijo...

Y así, como en la vida, todo es según el color con que se viste.
Excelente micro, querida Carmen.

Anónimo dijo...

Fuego amigo, víctimas colaterales, accidentes. El fin no justifica los medios, ni las pérdidas, ni la crueldad. Sigue asombrándome cómo los relatos más sencillos y directos son los que encierran las mayores lecciones sobre la vida, y sobre el arte de narrar. Felicidades.

Un abrazo.

Josep Mª Panadés dijo...

Las apariencias no solo pueden engañar sino acabar con la vida de un inocente. Tremendo micro. me ha gustado mucho.

Josep Mª Panadés dijo...

Hola Carmen,
¿Logras ver los comentarios que en alguna ocasión te he dejado? Observo que siguen sin quedar registrados aquí. Dijiste, tiempo ha, que tenías problemas en este sentido. ¿No pudiste resolverlos?
Solo quería asegurarme que los recibes.
Un abrazo.

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