—Hola, soy Campanilla
¿Cómo te llamas?
—Si me das tu manzana te doy mi polvo de hadas.
—Y ¿qué hago yo con tu polvo de hadas?—dijo Blancanieves
sorprendida.
—Pues, no sé… jugar a ser invisible, por ejemplo.
—Vale.
Blancanieves se roció de polvo de hadas y nunca más encontró
la casa de los enanitos, ni mordió la manzana, ni el príncipe la pudo
despertar. Campanilla mordió un trocito de la manzana y se durmió. Dicen que
desde entonces, los niños perdidos vagaron como almas en pena por Nunca Jamás y
que Peter Pan creció y creció hasta que se convirtió en adulto. El mundo de los
cuentos nunca volvió a ser el mismo.
C.FABRE
4 comentarios:
Esto nos enseña que no podemos cambiar la historia, ni siquiera la de los cuentos.
Un abrazo.
Muchas gracias, Josep. Tengo esto un poquito abandonado, me propongo actualizarlo con más frecuencia.
Besos
El efecto mariposa es tan cautivador como aterrador. Me gusta el enfoque que le has dado, es muy pedagógico.
Un abrazo.
Muchas gracias, Esther.
Se ve que no puedo disimular mi profesión,son muchos años ya.
Besos y más gracias.
Publicar un comentario
Gracias por visitarme.