martes, 26 de julio de 2011

FACEBOOK



Da igual el tiempo que llevo aquí, no lo sé.

Solo recuerdo una playa, la arena rascando en mi garganta y chirriando entre mis dientes; al lado un perro moteado con los belfos blancos y mostrando los dientes amenazantes, detrás de él una mano sujetando la correa y una boca humana emitiendo palabras incomprensibles para mí.

La vida en el campamento de refugiados se resumía en estar sola, seguir viviendo y no tener expectativas, las había sustituido por ilusiones que eran más fáciles de eliminar al final de la jornada; así día tras día, trenzando e imaginando, mezclando paisajes de mi aldea y de lo que quedaba por descubrir. Me  sentía atada con grilletes en pies y manos a pesar de no notarlos físicamente. El primer mundo, Europa, me había abandonado nada más llegar ahogada en salitre y arena.

Lo primero que olvidé fue mi nombre y  origen, aprendí bien la lección que me enseñaron antes de partir:” Nunca digas cómo te llamas, cuál es tu país ni tu edad”

Pasé tan desapercibida que logré imaginar que no  tenía cara y pensé: Mientras no tenga rostro, no me verán y seguiré esperando.

Me he puesto un nombre, al final he decidido llamarme FACEBOOK; no sé qué significa pero lo he visto tantas veces en la pantalla del ordenador de la oficina en que me interrogan ,que me atrae.

Mañana seguiré igual, atrapada en mi propio relato.

CARMEN FABRE





3 comentarios:

Mari Carmen Azkona dijo...

Carmen, tu entrada me ha emocionado. ¿Sabes?, hay quien dice que mis textos son grises, pero no lo puedo evitar. No puedo alejarme de lo que ocurre a mi alrededor. No verlo es como si no existiera...

Hay una imagen que traje de mi viaje a Egipto y que me acompaña desde hace años. Era una niña de no más de doce año, con un niño en su cadera que pedía dinero junto a la Esfinge. Tenía el pelo rubio y unos bellos ojos azules. Jamás olvidaré esos ojos suplicándome ayuda.

Desde entonces ella está en cada mujer que mujer lapidada en Irán, o que sufre en Afganistán, o en un campo de refugiados de los muchos que hay repartidos por el mundo...Cada vez que esas personas caen en el olvido mi niña se hace más y más transparente.

Un día en el que la noticia del suspenso de una lapidación quedó eclipsada por el recibimiento a los campeones del mundo, me sentí tan mal que le escribí un pequeño poema para que, al menos, no desapareciera para mí.

TRANSPARENTE

Ojos azules de niña transparente.

Y rastros de un invierno
que no puede soñar.


Creo que tu facebook y mi niña transparente tiene mucho en común, no dejemos que desaparezcan.

Gracias por escribir esta entrada. Es magnífica y muy hermosa.

Besos y un fuerte abrazo.

Rafael Criado García dijo...

Conmovedor relato, Carmen. Cada vez que entre en Facebook me ahogaré en arena y salitre recordándolo.

carmen fabre dijo...

Gracias a los dos, perdonad pero antes, el navegador no me dejaba comentar.. besos¡¡

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