viernes, 8 de julio de 2011

GWENDOLYNE

Era una muñeca de casco y con el tiempo se cascó… se rompió y creo que lo hizo en el momento oportuno para que yo creciera.

Tenía muñecas para jugar a mamás y papás (Dulcita y Mari) y, sobre todo… tenía a Gwendolyne. Era mi muñeca de contar  injusticias, sucesos, discusiones y tropelías varias; le relataba mi día comiendo migas de patatas fritas compradas en la churrería, también le contaba mis proyectos futuros , ilusiones y pecados (palabra odiada y temida, asociada siempre a algo que no entendía).

 Era de color marrón, de un marrón desvaído, pelo castaño algo estropajoso, alta (para ser muñeca) y bizca, un ojo estropeado que estaba permanentemente cerrado.

Vivía sentada en mi cama y, cada tarde, al volver del colegio,  escuchaba mis cosas, yo imaginaba que al guiñarme el ojo,  me daba la razón siempre y eso me tranquilizaba.

“Hoy la madre Rosa me ha castigado, tengo que ir el sábado a limpiar el pupitre.. es una idiota, me odia y yo a ella.., le quitaría la toca de un manotazo..” “Maricarmen me ha dicho que soy fea..que estoy muy flaca y demasiado alta que  soy desgarbada… Bueno, será que ella es muy guapa, no te digo¡¡”” Mi hermano me ha pegado una patada  y he llorado, pero nadie me ha creído… él se reía por detrás.. es imbécil, me las pagará, luego voy a llorar sin que me haga nada…”
“Cuando sea mayor seré bailarina, enfermera o misionera y salvaré a los chinos que tienen la cabeza como las huchas del Domund”..

Todo se lo contaba a GWENDOLYNE, y ella me guiñaba su ojo vítreo y medio sonreía con sus labios de casco rotos  por  una esquina…

Un día al volver del colegio no estaba.. mi madre me dijo que al hacer la cama se había caído y roto… lloré desconsoladamente y ya no hubo sustituta, nadie era cómo ella.. ninguna muñeca supo escucharme nunca así..

 Mintió, seguro, lo que ocurría es que estaba aterrada de oírme hablar con una muñeca de injusticias y venganzas y… no le faltaba razón…


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