Ya no habría más mañanas, ni añoranzas, ni, desde luego, cariño. Las niñas no jugarían con muñecas, el otoño desaparecería de las estaciones y los ruiseñores no cantarían en las ramas del castaño. Pero lo más terrible, es que los soñadores se quedarían sin sueños.
Cansada de buscarla, se paró ante el escaparate de una librería, entró en ella. Un diccionario le hizo un gesto de complicidad y abrió sus páginas. Curiosa, se metió en él y allí recuperó su tilde y con ella, su dignidad de “eñe”.
CARMEN FABRE
3 comentarios:
Buenísimo, Carmen. ¡Con la de personas que han luchado por su propia identidad! No podía ser menos nuestra ñ española.
Me gusta lo que escribes.
Un abrazo.
Carmen Marina
¡Qué bueno,Carmen! Ingenioso y original.
Un beso,
Mila
Qué ganas tenía de recuperar un poco de tiempo para poder dedicarme a leeros, cuánto me he perdido...Pero he llegado en un buen momento, con este micro que me encanta.
Original, bien escrito...Qué buena campaña para nuestra Ñ. No sólo no ha perdido su dignidad sino que, con este texto, se siente contenta y muy orgullosa.
Besos y un fuerte abrazo.
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