ESTRELLAS DE LOS 70.
Quedamos para ir juntas a la manifestación;
la vida de cada una iba por caminos distintos, nos veíamos de vez en cuando
pero el motivo de hoy era tan intenso que todas sentimos una nostalgia extraña.
En el restaurante, delante de
unas ensaladas y pescado a la plancha, pusimos nuestros sentimientos sobre el mantel.
Compartíamos una especie de desazón que
iba de la rabia al sentido del ridículo, mientras contemplábamos el espejismo
de haber atravesado el túnel del tiempo casi sin darnos cuenta.
Allí estábamos con el pelo teñido, algo de
sobrepeso, implantes en las encías, gafas progresivas y un abanico para los
sofocos. Por eso, recordamos tal como
éramos cada una en la década de los setenta; cuando salíamos a la calle a
gritar, cuando era el momento de
conquistar el futuro, de cambiar el mundo y además podíamos correr si había que hacerlo…,
las imágenes del pasado, de nuestra descarada juventud estaban en nuestros ojos
que usábamos como espejo para vernos, para reconocernos. Estrellas de los
setenta : la Twiggy de Usera, la líder del movimiento feminista, una poeta
desgarrada y la hija rebelde del notario más prestigioso de Madrid.
Nos sabíamos muy bien la teoría.
Todas teníamos en común nuestra militancia en asociaciones o partidos
políticos de izquierdas en nuestra juventud y todo aquello por lo que
salíamos a la calle con la fuerza que da el convencimiento de que estás
cambiando el mundo, de que es tu momento, que estás elaborando un estado de derechos
conseguidos y que no quieres ser ni por asomo como los modelos de mujer que has
tenido delante.
Era de nuevo necesario porque contemplábamos,
con tristeza, que la vuelta a tiempos indeseables estaba delante de nosotras.
Otra vez era imprescindible “significarse”;
nos pillaba con casi sesenta años y desentrenadas pero daba igual. Porque el
sentido del ridículo, la duda sobre encajar o no era preferible a la
indolencia, a no hacer nada por temor a que ya hubiese pasado la época y la
edad de reivindicaciones activas.
Teníamos memoria de tiempos en los que todo eran nubarrones negros,
agujeros en los que te metían a cajón entre la Iglesia y la familia. Por eso
habíamos quedado y quedaríamos más tardes para renovar nuestros votos, como
aquél que dice.
Nosotras y muchas más logramos lo
que pretendíamos, al menos en el papel, vimos en blanco y negro plasmadas nuestras
reivindicaciones. Lo que no podíamos adivinar era la fragilidad de esas
conquistas.
Porque el progreso no es lineal y la certeza, la incondicional confianza en el porvenir no
existe. Porque las imágenes del pasado nunca han tenido más realidad que en
este presente.
CARMEN FABRE.
13 comentarios:
¡Cómo me suena tu relato, Carmen!. Esos 70' llenos de vida y tanta muerte arrastrada después.
A veces alentamos una llamita de esperanza cuando, dentro de las vidas más o menos mediocres que vivimos, volvemos a sentirnos vivos en el deseo de que nuestra voz, unida a más voces, se alce en un clamor de rabia y protesta, en un grito de vida.
Gracias por tu relato. Un beso.
Buen relato, Carmen. Me gusta la estructura: punto de vista en primera persona, alternando con dos tiempos a la vez, presente y pasado, metáforas acertadas y una transmisión de emociones que reviven en el lector sentimientos de siempre.
Con todo ello has pintado un retrato realista, que nos despierta en la mañana de ayer y nos rebela en la tarde de hoy, con un panorama de injusticia punzante, sin postizos ni maquillajes.
Enhorabuena. Besos.
Qué real, qué bien contado, que gustooooo
¡Me encanta, Carmen! Ese pasado, tan trascendental en el presente, de todos los que en los 70 vivimos las ilusiones y las inquietudes de la juventud temprana. ¡¡Qué tiempos aquellos!!
Muy bien narrado y con ese sello tan tuyo. FELICIDADES.
Un besito.
Manuel nos suena tanto... y, por desgracia, es otra vez actualidad.
Siempre eres el primero en comentar, gracias, muchas gracias..
Alejandro tu comentario es muy agradable para mí. Viniendo de un relatista como tú. Muchísimas gracias, de verdad.
Enrique te digo lo mismo que a Alejandro. Comentarios como los vuestros son un lujo.
Un abrazo.
Gracias Mila, me alegro de que te guste.
Un beso grande.
Uno nunca se rinde si deja que la memoria y los sueños permanezcan unidos, confundidos ( de fusión ) y sigan dándonos luz para saber que aún, en algunas cosas, somos los mismos. Saber de qué lado estamos - también a través de la palabra escrita - es fundamental. Me gusta como escribes, Carmen. Me gusta como eres.
Así es Emilio, las ideas el posicionamiento es fundamental en cualquier momento de la vida. Muchas gracias por tus palabras.. Un beso
Siempre he aceptado que todo es cíclico, más como símbolo de esperanza que otra cosa. Los deseos, los sueños, ya sean en blanco y negro o color, están allí. Y aunque nos pillen desentrenados, no tropezaremos con la piedra de la involución. No sabremos lo que traerá el futuro, pero sí lo que no queremos.
Como alguien me dijo un día: “No tengo fuerzas para rendirme.” Tú tampoco.
Besos y abrazos.
¡Impresionante, amiga mía!
Muchas gracias.
Te beso y te abrazo con todo mi cariño. En estos días te tengo presente continuamente.
Gracias Laura.. yo también me acuerdo muchísimo de ti .. Besos .
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