PARADOJA DEL BESO.
Por más que se esforzara nunca podría besarla
ya que, para que sus labios se rozasen debían recorrer la mitad del camino
hasta ellos, y previamente la mitad de esa mitad y así hasta el infinito…,
además el movimiento que le acercaría hacia ella era solo apariencia.
CARMEN FABRE.
4 comentarios:
Jo, Carmen, ¡qué micro más bueno!, te felicito, cariño.
Me encanta esta recreación de la paradoja de Aquiles y la tortuga.
(Lo que son capaces de inventar algunos para no acercarse, ¿no?)
:-)
Grande eres, Carmen.
Un abrazo.
Gracias Laura, un beso¡¡
Pues sí, excusas para todo, ya sabes... ;)
Besos Fefa.
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