Todos los días al amanecer aparecen.
Puntualmente, sin falta, absolutamente regulares en su cita.
Empiezan despacio, poco a poco y aumentan de un modo ilógico y extravagante su sonido llegando a ensordecerme y a trastornarme
Parece que no ocurre nada en el bosque pero los álamos, castaños, sauces, avellanos demás árboles y arbustos, mueven sus ramas de un lado a otro. Al cabo de media hora se han adueñado de todo, no puedo soportarlos.
Emiten sonidos chirriantes, agudos, desafiantes, penetrantes y punzantes hasta que sale el sol, después se callan y ya puedo salir de debajo de las sábanas.
Voy a tener que mudarme a una ciudad, seguro que allí no hay pájaros.
CARMEN FABRE.
1 comentarios:
Con esa genialidad que cada día se deja ver más de ti... Me gusta mucho Carmen.
Un abrazo
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