lunes, 5 de marzo de 2012

ALICE C.

Uno de los momentos claves en la vida de Alice Carson sucedió cuando fue consciente de que podía manejar su subconsciente conscientemente y utilizarlo para controlar, a su antojo, el subconsciente de los demás.



Alice era una muchacha inquieta, movida  de aspecto enfermizo, pálida y nerviosa y sobre todo “sensible”, muy sensible. Si alguien gritaba se alteraba, una palabra brusca la sobresaltaba; cuando iba a la escuela se desencajaba y así poco  a poco consiguió que sus padres la dejaran en casa recibiendo clases de profesores particulares. Esa fue su primera conquista y no sería la última.



No llamaba la atención de modo especial por su belleza pero algo tenían sus ojos grises que laceraban a quiénes miraba y les hacía retirar los ojos, bajarlos. Esa fue su segunda conquista, darse cuenta, ser consciente de ese poder y de su uso para manipular el subconsciente de los demás.



Quería y conseguía siempre llamar la atención, deseaba ser apreciada como alguien superior, especial y para ello utilizaba un aire calculado en su cadencia, andaba de un modo peculiar y usaba palabras incomprensibles para quienes le rodeaban. A veces no lograba su objetivo y, entonces, recurría a medios más intensos para hacerse notar, pero no los fingía, sucedían de verdad ya que cualquier impulso que no podía exteriorizar se plegaba y replegaba dentro, se retorcía y destrozaba sus nervios. Le daban convulsiones, temblores, se quedaba rígida y entonces conseguía la atención de todos los que estaban a su alrededor. Sus nervios se conectaban automáticamente, cuando quería y sufría de  ataques de angustia y alucinaciones de modo cada vez más frecuente y siempre cuando quería conseguir algo, lo que fuera.



Consciente de todo su poder, Alice Carson llevó a cabo la que sería su creación magnífica, majestuosa la más fehaciente de las demostraciones de su capacidad de manipulación, creó una nueva Religión. Escribió su propia Biblia, su “Libro” y logró innumerables adeptos en poco tiempo; logrando, sin otra arma mas que su fe tenaz en su propia fe conseguir cambiar lo inverosímil en verdadero y vivir prodigiosamente hasta su muerte.



La psicología de masas todavía no ha encontrado explicación a ésta, ni a tantas otras historias parecidas, pero han ocurrido y suceden, ya lo creo que suceden.

CARMEN FABRE






2 comentarios:

Manuel dijo...

Pues, querida Carmen, tendremos que hablar del Narcisismo y de la pasividad.

Yo creo que son el pan nuestro de cada día.

Un tema interesante para un debate interesante.

Un beso.

carmen fabre dijo...

Gracias,Manuel.. ya lo creo, ya lo creo...

Publicar un comentario

Gracias por visitarme.