¿De mi parte? Eso es imposible.
Miré hacia dónde venía la voz, por
el pasillo central de la librería caminaban hacia nosotros Laura y ,la que
supuse era, Akane.
Como todos los demás habitantes
de Mhanseon tenía su óleo en la pared del salón, encima de la chimenea, situado
entre los de Louise y Benjamin. Me pareció
mucho más bella y atractiva en
persona ,el retrato no le hacía justicia.
Vi a una mujer de edad parecida a la de Laura y aparentemente alegre, a
pesar de pronunciar esas palabras en un tono en el que se percibía claramente
enfado o , al menos, molestia.
Menuda de estatura y estructura
corporal se movía casi sin hacer ruido, como deslizándose por la moqueta del
pasillo. Su rostro blanco, muy blanco con reflejos de luz de luna presentaba la
forma de un óvalo casi perfecto, enmarcado por una melena negra, lacia y larga,
el flequillo era espeso ,cortado en una línea recta, tan perfecta que parecía
trazada con exactitud milimétrica.
Pero lo que más me llamó la atención eran sus ojos rasgados, con el
párpado superior característico de la raza oriental muy marcado en un pliegue
que caía encima del ojo, tapando casi las pestañas. La pupila, enorme, apenas
se distinguía del iris negro, dando una
expresión a su mirada de una madurez impropia de la edad cronológica que tenía,
además de una intensidad y potencia
impactante.
No sé por qué pero toda ella me recordaba, mejor dicho, la asociaba a
una imagen: una isla de perfiles
prominentes, poblada de recuerdos y
rodeada de un halo que la separaba del mundo. En sus ojos parecían asomarse barcos
que entraban y salían dejando parte de su historia en ellos. Tendría, seguro,
un almacén de botellas de cristal en el corazón, la mayoría sin mensaje.
Se nos acercó y preguntó:
-¿Quién eres y por qué dices que ese sobre viene de mi parte?
-Soy Carmen, uno de los invitados de este año en Mhanseon. El sobre me lo dio Benjamin .Me
indicó que le dijera a Rafael que era
tuyo para asegurarnos de que lo cogería y abriría. Parece que tienes alguna
influencia sobre él.
En ese momento Rafael sonrió con el gesto entre tímido y galante que
iba formando ya parte de su personalidad , miró de reojo a Akane por encima de
sus gafas, a la vez que se tocaba ,distraídamente, la visera de su gorra
-Bueno, ¿abrimos el sobre o qué? –dijo Laura .Por cierto llevaba unos
zapatos rojos tipo stiletto preciosos que no acierto a comprender de dónde
salieron…más tarde me dijo que ella nunca va a ningún sitio sin sus tacones y
que los llevaba en una bolsa dentro de su mochila.
-Sí, ábrelo Rafael, por favor.
Cogió un abrecartas dorado y
rasgó el sobre por la parte de arriba, respetó el lacre rojo de la solapa.” Es
que da pena romperlo…”-explicó a modo de excusa.
Sacó una hoja tipo papiro doblada en cuatro partes, la desplegó y, mientras tanto, rodeamos a
Rafael para leer lo que ponía, inmediatamente vimos que era algo totalmente
ilegible, como si estuviera escrito en una lengua antigua y desconocida. Nos
miramos desconcertados y entonces Akane dijo:
-¿Tienes un espejo, Rafael?
-¿Un espejo? ¿Para qué? -dije yo.
-Si, espera y sacó uno de debajo
del mostrador.
A continuación Akane puso la carta delante del mismo y el texto se leía
perfectamente.
Decía lo siguiente:
“En la tercera estantería del pasillo , detrás de los libros soñadores
,hay un resorte con forma de hacha de dos cabezas, gira hacia la izquierda y se
abrirá una trampilla .En el hueco hay una llave, cógela y ve a Mhanseon ,sube a
la buhardilla. Debes buscar un arca de tamaño mediano, antigua y abrirla ,
dentro encontrarás una caja de música, ponla en marcha. pero ten cuidado, Carmen,
no todo es lo que parece…”
Me quedé en silencio ¿Quién había escrito esa carta? ¿Cómo sabía mi
nombre? ¿Cómo …? Multitud de preguntas sin respuesta se agolpaban en mi cabeza.
Desconcertada miré a los demás, aparentemente nadie se cuestionaba lo mismo que
yo. Laura dijo:
-¡Venga , vamos allá¡ y se pusieron a caminar los tres hacia el lugar
que señalaba la carta. Akane se paró en seco y dijo:
-Debes hacerlo tú, Carmen.
Después , me miró de un modo muy peculiar y se fue hacia la salida.
-¡Espera¡ -dije yo, pero desapareció sin darme tiempo a decir nada más.
-¡¡Pues vaya modales, hija¡¡ Laura frunció el ceño y comenzó un pequeño
discurso sobre la educación y las maneras, creo, porque casi no la escuchaba.
Fui a la estantería, seguí las instrucciones de la carta y recogí la
llave. Estaba nerviosa y apuré a Laura para marcharnos cuanto antes a Mhanseon
Al despedimos de Rafa nos regaló
un libro de Haikus que a Laura la entusiasmó. Le dio dos besos tan apretados que
ladearon sus gafas.
-Mucha suerte, Carmen y si ves
Weird Lady, le das recuerdos de mi parte y que la espero por aquí cuando quiera.
Su sonrisa seguía siendo una delicia, era un hombre muy especial
-Te repito que no la conozco, Rafa.
-Yo sí-dijo Laura , llegó el otro día pero se fue, creo que con un
antiguo amigo.
Los ojos de Rafael se apagaron un poquito. Me dio la impresión de que
es algo enamoradizo…no sé.
Salimos de Mushroom Pillow y nos dirigimos hacia Mhanseon, las miradas
de la gente del pueblo seguían siendo de desconfianza y se apartaban de una manera sutil ,pero cierta, cuando
pasábamos cerca.
En el camino Laura hacía planes, quería
subir conmigo a la buhardilla, le dije que no, que era algo que
debía hacer sola. Era yo la que quería
quedarse en Mhanseon y para ello debía descifrar el misterio de la muerte y
desaparición de Morrigan. Sabía que era así.
Ya en la casa me despedí de ella y subí a mi cuarto, necesitaba
descansar algo y pensar. .Antes pasé por la cocina allí estaba Marion.
-Buenas tardes, Carmen ¿Quiere tomar alguna cosa? ¿Está mejor?
Le relaté todo lo que me había sucedido con Benjamin, la visita a
Mushroom Pillow, la carta y lo que decía.
Dejó lo que estaba haciendo y se sentó conmigo en la mesa de la cocina,
tomó mi mano y me dijo.
-Tenga cuidado, Carmen. Mhanseon , a veces, es peligrosa..
-Pero debo hacerlo, debo quedarme…
-Bien , pero no dude en pedir consejo, ¿lo promete?
-Sí, se lo aseguro, Marion, lo haré.
Subí a mi habitación con un sándwich y agua mineral con gas, comí
sentada frente a la ventana que daba al jardín y después me tumbé en la cama.
Los sucesos ocurridos en mi vida hace poco tiempo volvieron a
atormentarme, las preguntas de siempre se agolpaban y me atropellaban, los
recuerdos tozudos, se empujaban unos a otros por ponerse delante de mí, por
mostrarse con toda su dureza y realidad.
Recordé , otra vez, el preciso
momento en que algo se rompió dentro de mí con un sonido indescriptible, el
instante en que la idea de esa persona que amaba se deshizo como un cubito de
hielo en un vaso de agua, el dolor de cuando percibes que ya no es, que ya no
está y el amor se convierte en algo enfermizo, patógeno de lo que no era capaz
de liberarme.
¿Por qué el sentimiento amoroso
es tan complejo? ¿Por qué no hubo igualdad en la entrega? ¿Por qué se destruyó
algo que elaboré con tanto cuidado y sigilo? ¿Por qué quería a la idea que hice
en mi mente de él y no a él mismo? ¿Por qué no fui capaz de recomponer mi alma?
¿ Por qué me aferré tanto tiempo a esa vivencia tan dañina?
Las mismas preguntas y la misma
ausencia de respuestas. Quizás en Mhanseon encontrase alguna o, al menos, la
paz necesaria para ello.
Me levanté más cansada de lo que
estaba pero debía subir a la buhardilla y lo hice.
Entré en la
buhardilla. Eché un vistazo alrededor, parecía estar abandonada hace mucho
tiempo, las telarañas eran espesas como lienzos, los espejos antiguos tenían
aspecto lechoso debido al polvo acumulado y las paredes estaban ennegrecidas. Me
dio la impresión de que había sido utilizada, habitada, por innumerables
personas y que cada una dejó algo de sí misma en esas paredes. Parecían querer
emitir palabras.
Comencé a buscar el
arca , miré a mi alrededor y avancé un poco, al dar un paso pisé un libro y su
interior crujió emitiendo algo parecido a un quejido, surgió un líquido negro semejante a tinta que
salpicó mi cara, de inmediato la estancia entera comenzó a girar como si mi
acción hubiera disparado un mecanismo secreto, a la vez una gramola se puso en
marcha y se escuchó “The Mummers Dance”, un temblor , una sensación de miedo, casi de terror, se apoderó de mí. El instinto
me empujaba a salir de allí al instante
pero si quería conseguir mi propósito debía quedarme allí y buscar la caja de
música .
Cerré los ojos y dejé
que la melodía de la canción de Loreena Mckennit entrase en mí, al abrirlos la buhardilla había parado de
moverse. Recorrí la estancia de izquierda a derecha girando sobre mí misma. En
una zona sobre la que se posaba el rayo de luz proveniente de la ventana
pequeña y estrecha, estaba el arca; me dirigí hacia ella y la miré detenidamente, era preciosa a pesar
de estar cubierta de polvo y algún que otro excremento, seguramente de ratones.
La madera estaba labrada cuidadosamente , llena de signos muy diversos, algunos
semejantes a los que vi en las paredes de La Alhambra, otros, como jeroglíficos
egipcios y los más absolutamente indescriptibles.
La intenté abrir y
cuando casi estaba a punto de hacerlo oi el sonido de los goznes de la
puerta , al volverme una luz
terriblemente intensa me cegó.
Solo alcancé a vislumbrar el borde de un
vestido rojo… el de MORRIGAN…
3 comentarios:
Pero, Carmen: yo lo que quiero ya es leer todo esto reunido en un hermoso libro con tu nombre!!!.
Voy a tener que hablar con quien yo me se.
Un besazo.
^Gracias Manuel.. pero si todavía no sé cómo voy a seguir... me he metido en la historia y poco a poco enredando más..
Besos y gracias.
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