martes, 17 de septiembre de 2013

ADOPCIÓN.


ADOPCIÓN.

Ha muerto.

 En silencio, sin molestar. Mirándome con esos ojos grises, hoy tristes, como diciendo: “Adiós,  amigo. Gracias”.

 Se veía venir. Comía muy poco, estaba adormilado la mayor parte del tiempo y casi no se movía de su sillón favorito.

 Me acercaba y le acariciaba suavemente, sabía exactamente dónde hacerlo. Parecía que reaccionaba pero por poco tiempo.

 Y cerró los ojos.

 Me advirtieron de que no era bueno encariñarse demasiado con las mascotas, pero es imposible.  No se puede evitar, son muchos años de compañía.


  Y ahora aquí estoy, tumbado en mi cesta, lamiendo mis patas y pensando en  cuál de los hijos de Pedro, mi mascota, voy a adoptar. Quizás a Ana, tiene sus ojos y su sonrisa.

CARMEN FABRE.

17 comentarios:

Josep Mª Panadés dijo...

Qué bueno. Siempre me han gustado los relatos con sorpresa, los que, como este, te obligan a volver a leerlos desde la nueva perspectiva que te da el conocer el final. Una historia tierna vista al revés. Un abrazo.

Unknown dijo...

¡Enhorabuena, Carmen! Has logrado un texto sutil, delicado, elegante y con un final inesperado. Gracias por compartirlo.

carmen fabre dijo...

Gracias Josep, me alegra que te guste.

Un abrazo grande.

carmen fabre dijo...

Un beso Aldonza y gracias, muchas gracias.

Unknown dijo...

Juguetona como un gato y transgresora como es propio de una mente creativa, de nuevo nos adentras, sin preaviso alguno, en un mundo al revés, el que cantó Goytisolo y el que gustó Cortázar, entre otros. Leyendo estábamos lo que queríamos leer, lo leído y lo escrito parecía que concordaban, lector y personaje ya se identificaban, y tú nos dejabas proseguir el duelo, elaborarlo como si aquella fuera una muerte séptima… ¡Y menudo sopetón que nos llevamos al comprobar que su lectura era otra, que era otro el muerto y otro el relato! ¡Qué error el nuestro y qué acierto el tuyo! Sorprendentemente, había otra lectura, había otra lógica oculta celosamente, no revelada sino al final del cuento, sin tiempo ya para la reacción de los lectores, la de la propia escritora: el dueño era el gato (como en una fábula), el hombre el animal de compañía, y tú la dueña y señora de tu relato. No escarmentamos, Carmen, no escarmentamos. Reciente está tu historia de “Los locos”, y aún seguimos cayendo gustosamente en la misma trampa. Felicidades, Carmen, por la ocurrencia, sí, pero también por la ternura. Vaya, pues, mi fingido pésame para los hijos de Pedro y mi más sincera enhorabuena para la ingeniosa madraza de de todos ellos, de Pedro, de Ana, del otro y del gato.

Mª Carmen Callado. dijo...

Me ha encantado. Siempre me sorprendes, y eso un escritor es lo mejor que puede hacer: regalar sorpresas a los lectores con su estupenda narrativa.

Un abrazo.

carmen fabre dijo...

Jesús Ángel tus comentarios son una auténtica delicia. Muchas gracias por tu tiempo y dedicación, de verdad.

Un abrazo.

carmen fabre dijo...

Muchas gracias Carmen, es un placer verte por aquí.

Muchos besos¡¡

José Cruz dijo...

Realmente impresionante. La sutileza de las palabras nos va engañando, dándonos una atmósfera tranquila y soporífera para golpearnos al final con crudeza.

Qué más puedo decir, me encanta, ojalá lo hubiera escrito yo.

Enhorabuena.

Ana Galán dijo...

Muy bueno. Excelente la idea, Carmen. ¿Quién adopta a quién?

carmen fabre dijo...

Gracias José, un abrazo y bienvenido.

carmen fabre dijo...

Eso es Ana, no se sabe... Muchas gracias.

Un beso.

fco. javier dijo...

Supongo que para la ilustración un perro también vale. Mi hija mayor había pensado un hámster pero a mi me trae recuerdos de la infancia que no siempre quiero evocar... http://fragmentsdevida.wordpress.com/2014/03/21/la-vida-y-la-muerte-23-la-muerte-de-los-amigos/
Felicidades por el relato. Baltasar tenía razón

Rosa del Aire dijo...

Sorprendente, cuando se ausentan, somos adoptados. Sé que cuando ella vuelva, volveré al segundo plano.
Gracias Mcarmen. Un abrazo.

Lola Álvarez Feito dijo...

Maravilla!!!!!!!

Vichoff dijo...

¡Qué maravilloso micro, reina de picas! ¿Qué tengo en la cabeza que había olvidado cuantísimo me gustó cuando lo leí por primera vez? Menos mal que lo has recuperado.
Besos, muchos.

Carmen Hinojal dijo...

Precioso y tierno, como los son los animales que tanto nos quieren. Mi gato a veces parece mirarme con una comprensión que parece imposible, pero me entiende, y sabe cuándo estoy triste, o contenta. ¡Qué sería de este mundo sin nuestros animales! Gracias por tu micro. Abrazos.

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