DIAGNÓSTICO.
—Sé que padezco de personalidad múltiple. Tengo pruebas,
Doctor.
—De acuerdo, le haré unas preguntas que me ayudarán a
elaborar un diagnóstico.
El médico estaba convencido de que no era así. Los enfermos
de trastorno disociativo no buscan ayuda voluntariamente. Evitan ir al
Psiquiatra hasta que no sucede algún problema derivado de sus actos.
Horas después tras responder a un cuestionario, realizar una
sesión de terapia y pagar en recepción, Manuel salió de la consulta.
En la acera estaban Paula, Ángel, Rocío y Macarena.
—¿Qué te ha dicho?— preguntaron al unísono acercándose a él.
—En definitiva, nada—contestó.
Y poco a poco todos se fueron fusionando en un abrazo hasta
que se hicieron indistinguibles.
—Mañana probamos con otro.
CARMEN FABRE.
3 comentarios:
¡Qué maravilla!. No me canso de leerte Carmen, aunque no siempre te lo diga. Tus finales tan rotundos, siempre me dejan el sabor dulce de la tristeza bien descrita. Un abrazo
Gracias, Rosa.
No cansarte de leerme es fácil.. escribo cortito¡¡
Es, broma, gracias tu comentario es gartificante, muy gratificante.
Besos.
Yo creo que todos somos portadores de ese "Gen X" del trastorno disociativo. Y no creo que sea malo ni bueno, es como ser actor y representar tu papel en cada momento.
Y esa cotidianeidad nos la has traído de manera perfecta en este relato, Carmen. Felicidades.
Publicar un comentario
Gracias por visitarme.