TRAICIÓN COMPARTIDA.
—Te amo—le dijo.
Mentía.
—No concibo la vida sin ti, amor—respondió ella.
Lo engañaba sin pudor alguno. Con alevosía. Igual que él a
ella.
Ambos lo sabían.
Y se besaban en la
boca fingiendo pasión. Él, pensando en otra. Mientras, ella le correspondía
recordando besos de otros labios.
La escena se repetía periódicamente y resultaba impecable.
Llevaban años hablando de futilidades, representando
sentimientos inexistentes e interpretando una historia de amor tan falsa como
duradera e indestructible.
Los demás al verlos les consideran “la pareja perfecta”.
Ellos, en cuanto percibían su admiración, se miraban con
auténtico arrobo y sonreían plenamente
satisfechos de la perfección de su engaño, de la traición compartida.
14 comentarios:
Huy si pudiéramos contabilizar ésta situación, sobre todo entre parejas de clase muy acomodada en la que prima el tú haces tú vida y yo haré la mía mientras seguimos con nuestra posición acomodada....
Para más INRI, he conocido muchas situaciones cómo éstas entre parejas que van todos los domingos a misa y entran en la iglesia con altanería y prepotencia diciéndo "estámos aquí la pareja perfecta ante DIOS" y la mitad de los que estában allí sabían de las segundas vidas de cada uno. Cinismo en estado puro pero cada cual elige su vida y si son felices, pues nada que añadir.
Eh, ésto no es una crítica a la gente que va a misa, que conste (yo he ido muchos años) y también he conocido muchas personas que no van e idem, eadem, idem. Pero choca la confrontación entre las creencias,los actos y la altanería.
Ante todo, CADA UNO ELIGE SU VIDA, y mientras nadie resulte herido (sobre todo los hijos) perfecto.
Al menos, la hipocresía compartida es más soportable y no hace tanto daño. Tal para cual. Cuántos casos así deben existir, pero ninguno tan bien recreado. Un abrazo.
Qué bueno, Carmen. Realmente es un retrato perfecto de la traición a la vida. Enhorabuena.
Estaba la pareja en la cama, fumando el cigarrillo de después. Ella le pregunta:
-¿Qué piensas, mi amor?
-Nada, cielo. No la conoces.
Buen relato, Carmen, que da por bueno ese refrán de “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces” ;-)
Besos y un fuerte abrazo
Retrato de una situación mil veces repetida, sí. Pero nunca alcanzo a entender su por qué.
Es la historia de la vida y ese empeño en hacer eterno lo imposible, eso sí, maravillosamente escrito por ti Carmen. Un abrazo
Un besazo Sergio y gracias.
Gracias Josep, y sí, habrá muchos así.
Tu comentario me anima a seguir.
Besos
Sabía que te gustaría, Emilio.
Nos conocemos muy bien.
Un beso
Real La Solateras. Un beso
Eso es Mari Carmen, eso es... Gracias¡
Manuel, nadie lo comprende.
Pero ocurre, siempre y en los que menos pensamos, quizás en nosotros mismos alguna vez.
Gracias.
Gracias, Rosa.
Hacer eterno lo imposible es un desgaste intenso. Emocional y físico pero se intenta.. No sale bien, claro.
Un abrazo.
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