TODO EL TIEMPO DEL MUNDO.
Cuando le ofrecieron
la posibilidad de obtener un deseo, fuera el que fuese, Andrés supo que su
elección no podía ser otra: “Tener todo
el tiempo del mundo”.
A los pocos días recibió un paquete y en su interior: “Todo el tiempo del mundo”.
Se sentó. Se levantó…
Estaba nervioso, preocupado por cómo aprovechar bien esta
magnífica oportunidad que se le había presentado. Era una gran responsabilidad.
Pasaron minutos,
horas, días y años sin saber qué hacer.
Nada le convencía, todo le parecía insulso, carente de
sentido.
Por fin encontró algo que pareció digno y fue a buscar su
caja. No la encontró por ninguna parte y se dio cuenta, perplejo, de que “había perdido el tiempo”.
CARMEN FABRE.
3 comentarios:
Un micro muy inteligente, como suelen ser los tuyos, y con juego de palabras con dobles sentidos. Me ha encantado. Un besito.
Muchas gracias, Aldonza.
Un abrazo¡
Un relato que da que pensar. Muy buena idea. Procuremos no perder n un segundo por que no tenemos todo el tiempo. Un beso.
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