LA ESPERA.
Lleva mucho tiempo en esa esquina, inquieto y mirando de un lado a otro de la calle cada
poco tiempo.
A su lado, en el suelo, entre sus piernas, hay una bolsa de
deporte a la que no quita ojo. Debe
esperar a alguien por eso está tan impaciente.
A lo lejos se acerca
una mujer.
El desconocido la
ve y se desplaza hacia ella agarrando la
bolsa con fuerza.
Están uno frente al otro. Ella le dice algo acercando su
boca al oído de él.
Se va.
Él se queda con la vista fija en el reloj digital de la
plaza y parece murmura algo…
Leo sus labios: Cinco, cuatro, tres, dos…
CARMEN FABRE.
2 comentarios:
Cada palabra un fotograma, cada frase una escena. Nada falta ni sobre en esta historia. Ni siquiera los segundos que no dejan de sonar dentro de mi cabeza. Me gusta.
Besos y abrazos.
Muchas gracias, Mari Carmen. Es un comentario precioso.
Besos.
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