martes, 11 de diciembre de 2012

CITA A MEDIANOCHE.






 Cuentan que cada noche tenían una cita a las doce en punto. A otras horas se encontraban furtivamente, se rozaban… Pero a las doce con la oscuridad como cómplice y la luna como testigo se tocaban, susurraban las palabras retenidas durante el día y se besaban.


Una noche él  tardaba. Ella pensó: ¿Le habrá pasado algo? Tendría que haberlo visto ya doblar la esquina…


Él, desesperado, se había quedado atascado a las 23.40 y no podía moverse.


Al cabo del tiempo, ella se volvió loca de tanto esperar y comenzó a dar vueltas de un modo frenético.


 Y dicen que desde entonces,  para los enamorados los días son horas y las horas minutos.

CARMEN FABRE

10 comentarios:

Angeles Fernangómez dijo...

¡Qué bueno! Parece hasta un cuento sufi.

carmen fabre dijo...

Gracias Ángeles, un beso.

Emilio Porta dijo...

Brillante. Inteligente. Preciso. Magnifico, en una palabra.

Artemisa con pluma o lapiz dijo...

¡Que bueno!

Manuel dijo...

Si es que a los relojes y al amor hay que hacerles unmantenimiento muy cuidadoso, que si no pasa lo que pasa.

Muy buen relato, Carmen. Un beso.

Rosa dijo...

¡Precioso!. Me ha encantado. Sutíl y lleno de dulzura. Un abrazo cielo

carmen fabre dijo...

Gracias Emilio¡¡

Un beso.

carmen fabre dijo...

Así es Manuel, hay que cuidarlos.

Un beso.

carmen fabre dijo...

Muchas gracias, Yolanda.

Besos.

carmen fabre dijo...

Me alegro de que te haya parecido así, Rosa .

Un beso y gracias.

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