PESADILLA.
He amanecido en las situaciones
más diversas: sola, con alguien conocido o no, con resaca
o sin ella, sudando o con frío… Pero lo que me ha pasado hoy es totalmente
nuevo. Al despertarme creía en dios firmemente, con una fe inquebrantable.
Voy a la cocina, me tomo una copa
y vuelvo a la cama pidiendo encarecidamente a Dios que, cuando me despierte,
recupere mi condición de atea.
C.F.
11 comentarios:
Qué bueno, Carmen, qué bueno.
Un beso, reina de picas.
Tengo una duda (bueno, tengo muchas, jajaja), ¿que es mejor para la salud, ser ateo o creer en Dios? Me gusta el relato, invita a pensar. Un besito.
Si, este lo recuerdo bien. Es buenísimo.
Muchísimas gracias, querida reina de corazones.
Beso
Dudas, dudas... la eterna situación, Mila.
Un beso y gracias.
Gracias Ángeles, me alegra mucho que lo recuerdes porque ya hace tiempo que lo leí.
Un besazo
Yo también lo recuerdo, pero cada vez que lo leo me gusta más. Un placer leerte siempre Carmen, y en esta ocasión, como te echo de menos, aún más. Un abrazo
Muy buena esa contradicción, por otra parte muy abundante, creo yo, del que reza sintiéndose o queriendo ser ateo. Por eso yo me quedo en el papel más cómodo del agnóstico.
Un abrazo.
Muchas gracias Rosa( yo tb te echo de menos..) y Josep, sois muy amables.
Un abrazo.
Eso ha sido que quien se ha quedado dormido ha sido el Diablo; pero no te preocupes, no volverá a pasar.
Saludos.
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